El ser humano,
siempre ha buscado la
forma de estar en constante comunicación con el mundo que lo rodea. Por tal razón
sin importar la cultura a la
que pertenecen expresan sus
sentimientos, creencias y costumbres de diferentes formas. En nuestro país con tanta diversidad
de culturas, la música
es una de las formas más
representativas de expresar nuestra identidad.
La música como forma de expresión cultural siempre ha tenido
un papel muy importante en la construcción social de la realidad, es un arte cuyo
desarrollo va unido a las condiciones económicas, sociales e históricas de cada
sociedad. Por ello nuestra sociedad ha generado multitud de sonidos que se
distribuyen libremente a través de los canales establecidos por las nuevas
tecnologías permitiendo establecer, a través del proceso de comunicación
musical, múltiples identidades culturales que son incapaces de ordenar el
discurso musical actual y extraer de él lo que de novedoso pueda presentar.
La globalización ha permitido realizar innumerables cambios estructurales y simbólicos en la música y en la sociedad; tanto en la época, creación
y comercialización. La música constituye
un hecho social innegable, presenta mil engranajes de carácter social, se
inserta profundamente en la colectividad humana, recibe múltiples estímulos
ambientales y crea, a su vez, nuevas relaciones entre los hombres
Es el lenguaje que está más allá, ya que tradicionalmente ha
ido ligado a la necesidad del hombre de comunicar sentimientos y vivencias que
no se pueden expresar por medio del lenguaje común. Su poder comunicativo
radica en que puede hablarnos de todo sin decir nada, ya que no es preciso que
sea portadora de palabras o que éstas sean inteligibles para que haga
referencia a un mundo infinito de significados que pueden variar con cada nueva
interpretación emociones, pasiones y sentimientos.
Así, podemos ver como en las prácticas musicales propias de
nuestra cultura contemporánea no sólo quedan reflejados símbolos y valores,
sino también las pautas de estratificación social, las características
tecnológicas de nuestro tiempo y la creciente influencia de los medios de
producción.
Por tanto, diremos que la música tiene un papel muy
importante en nuestra sociedad en cuanto a manifestación cultural, etas
comunicación entre los individuos, refleja la cultura de la cual forma parte.
La música construye nuestro sentido de la identidad mediante
las experiencias directas que ofrece del cuerpo, el tiempo y la sociabilidad,
experiencias que nos permiten situarnos en relatos culturales imaginativos
(Frith, 2003).
La importancia de la música no debe medirse tanto por el
beneficio que reporta su comercialización, sino por cómo se crea y construye
una experiencia vital en torno a ella, que sólo podemos comprender si asumimos
una identidad, tanto subjetiva como colectiva, con la cultura musical del
momento.
Ahora bien, en la sociedad actual es muy difícil de terminar
el verdadero puesto que ocupa la música en el mundo de la cultura. Sobre todo
por el auge de la cultura de masas que ha tendido a producir una masificación
de la música en torno a diversos géneros, muchos de ellos con mensajes
repetitivos, carentes de valor estético o artístico.
El hombre entra en contacto con el mundo a través de sus
sentidos, cada uno de ellos le permite conocer alguno de los aspectos del
entorno que le rodea. En esta necesidad por percibir el entorno a través de los
sentidos, el sonido se convierte en un elemento fundamental para transmitir y
recibir información. Después del habla, la música es el sonido más importante
generado por el hombre, es una estructuración de sonidos que constituye un
lenguaje imaginario con un valor expresivo propio. La música es un instrumento
comunicativo fundamental que persigue describir conceptos, sensaciones,
lugares, o situaciones; por esta razón, las diversas culturas la han utilizado
como un potente agente de socialización, ya que siempre ha tenido un poder y
una vocación educativa importante que ha sido fundamental para la construcción
social de identidades y estilos culturales e individuales.
Finalmente, se concluye que hoy, debido al contacto continuo
con el hecho musical que se produce en la sociedad contemporánea, ha cambiado
nuestra forma de percibir la música; nos hemos acostumbrado a apreciarla como
una fuente de placer temporal, a percibirla más como una satisfacción
inofensiva que como una necesidad vital.
No hay comentarios:
Publicar un comentario