jueves, 22 de junio de 2017

¿Por qué el autor enfatiza que la música es un hecho social?

El ser humano,  siempre  ha  buscado la  forma de estar en constante comunicación con el mundo que lo rodea. Por  tal razón  sin importar la  cultura  a la  que pertenecen expresan  sus sentimientos, creencias y costumbres de diferentes  formas. En nuestro país con tanta  diversidad  de  culturas, la  música  es una  de las formas más representativas   de  expresar nuestra identidad.
La música como forma de expresión cultural siempre ha tenido un papel muy importante en la construcción social de la realidad, es un arte cuyo desarrollo va unido a las condiciones económicas, sociales e históricas de cada sociedad. Por ello nuestra sociedad ha generado multitud de sonidos que se distribuyen libremente a través de los canales establecidos por las nuevas tecnologías permitiendo establecer, a través del proceso de comunicación musical, múltiples identidades culturales que son incapaces de ordenar el discurso musical actual y extraer de él lo que de novedoso pueda presentar.
La globalización ha permitido realizar innumerables  cambios estructurales y simbólicos  en la  música y  en la sociedad; tanto en la época, creación y  comercialización. La música constituye un hecho social innegable, presenta mil engranajes de carácter social, se inserta profundamente en la colectividad humana, recibe múltiples estímulos ambientales y crea, a su vez, nuevas relaciones entre los hombres
Es el lenguaje que está más allá, ya que tradicionalmente ha ido ligado a la necesidad del hombre de comunicar sentimientos y vivencias que no se pueden expresar por medio del lenguaje común. Su poder comunicativo radica en que puede hablarnos de todo sin decir nada, ya que no es preciso que sea portadora de palabras o que éstas sean inteligibles para que haga referencia a un mundo infinito de significados que pueden variar con cada nueva interpretación emociones, pasiones y sentimientos.
Así, podemos ver como en las prácticas musicales propias de nuestra cultura contemporánea no sólo quedan reflejados símbolos y valores, sino también las pautas de estratificación social, las características tecnológicas de nuestro tiempo y la creciente influencia de los medios de producción.
Por tanto, diremos que la música tiene un papel muy importante en nuestra sociedad en cuanto a manifestación cultural, etas comunicación entre los individuos, refleja la cultura de la cual forma parte.
La música construye nuestro sentido de la identidad mediante las experiencias directas que ofrece del cuerpo, el tiempo y la sociabilidad, experiencias que nos permiten situarnos en relatos culturales imaginativos (Frith, 2003).
La importancia de la música no debe medirse tanto por el beneficio que reporta su comercialización, sino por cómo se crea y construye una experiencia vital en torno a ella, que sólo podemos comprender si asumimos una identidad, tanto subjetiva como colectiva, con la cultura musical del momento.
Ahora bien, en la sociedad actual es muy difícil de terminar el verdadero puesto que ocupa la música en el mundo de la cultura. Sobre todo por el auge de la cultura de masas que ha tendido a producir una masificación de la música en torno a diversos géneros, muchos de ellos con mensajes repetitivos, carentes de valor estético o artístico.
El hombre entra en contacto con el mundo a través de sus sentidos, cada uno de ellos le permite conocer alguno de los aspectos del entorno que le rodea. En esta necesidad por percibir el entorno a través de los sentidos, el sonido se convierte en un elemento fundamental para transmitir y recibir información. Después del habla, la música es el sonido más importante generado por el hombre, es una estructuración de sonidos que constituye un lenguaje imaginario con un valor expresivo propio. La música es un instrumento comunicativo fundamental que persigue describir conceptos, sensaciones, lugares, o situaciones; por esta razón, las diversas culturas la han utilizado como un potente agente de socialización, ya que siempre ha tenido un poder y una vocación educativa importante que ha sido fundamental para la construcción social de identidades y estilos culturales e individuales.

Finalmente, se concluye que hoy, debido al contacto continuo con el hecho musical que se produce en la sociedad contemporánea, ha cambiado nuestra forma de percibir la música; nos hemos acostumbrado a apreciarla como una fuente de placer temporal, a percibirla más como una satisfacción inofensiva que como una necesidad vital.

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